Un grupo de científicos desarrolló un minúsculo implante diseñado para aliviar el dolor postquirúrgico y luego disolverse una vez ha cumplido su función, lo que apunta a una alternativa futura para los analgésicos opioides.
Hasta ahora, la investigación se ha limitado a animales de laboratorio, y tardará varios años antes de que la tecnología pueda estar lista para evaluarse en humanos.
Nerve-cooling device/Photo: Northwestern University
Pero la esperanza es tener en algún momento una alternativa para gestionar el dolor postoperatorio que se base en la ingeniería, en lugar de los medicamentos, planteó el investigador, John Rogers, profesor de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad del Noroeste, en Chicago.
Cómo funciona la tecnología
El implante está fabricado con materiales suaves e hidrosolubles, que forman un manguito que se puede envolver alrededor de un nervio periférico, del tipo que envía señales del cuerpo a la médula espinal y el cerebro. El dispositivo administra un enfriamiento selectivo al nervio, lo que inhibe la llegada de las señales del dolor al cerebro.
Y una vez ya no se necesita, el implante se disuelve en los fluidos corporales.
Según Rogers, el implante tiene el potencial de ofrecer alivio del dolor tras muchos tipos de cirugía, y reducir, o incluso eliminar, la necesidad de analgésicos como los opioides.
"Esperamos que pueda reemplazar a los opioides del todo", planteó Rogers, y añadió que todavía falta mucho trabajo antes de que pueda haber algún uso en el mundo real.
"Estamos hablando de una nueva tecnología bastante radical", aseguró.
El implante (que se describió en la edición del 1 de julio de la revista Science, que lo publicó junto con un editorial) enfría los nervios a través del conocido concepto de la evaporación. Contiene un refrigerante líquido al que se induce para que se evapore en ciertos puntos específicos de un nervio periférico, de una forma similar a la que el cuerpo se enfría mediante la sudoración.
Ese enfriamiento permite ralentizar, y al final frenar, las señales de dolor que se desplazan a lo largo del nervio.
En estudios de laboratorio con ratas, Rogers y sus colegas usaron el dispositivo para enfriar unos nervios periféricos precisos a los que se dirigieron, y desactivar las señales del dolor "a voluntad".
El implante en sí es minúsculo, de menos de 5 milímetros en su punto más ancho, según Rogers. Un extremo se riza y se convierte en un manguito que rodea a un solo nervio. Dentro hay dos tubos de "microfluídicos". Uno contiene perfluoropentano, un líquido refrigerante que ya se usa en la medicina, por ejemplo en los contrastes para los ultrasonidos. El otro tubo contiene nitrógeno seco.
Cuando el gas y el refrigerante se mezclan en un compartimiento compartido, el líquido se evapora y crea el efecto de enfriamiento. Al mismo tiempo, dijo Rogers, un sensor electrónico del implante monitoriza a la temperatura del nervio, para garantizar que no se enfríe demasiado.
El sistema implica "hardware externo", apuntó Rogers. El dispositivo implantado se conecta a una bomba fuera del cuerpo (similar a una línea intravenosa, aclaró), que permite al usuario activar el implante, y entonces aumentar o reducir la intensidad.
"El implante no es autocontenido ni se controla de forma inalámbrica", indicó Rogers. Pero añadió que la esperanza es refinar la tecnología para que pueda serlo, y que el usuario controle el enfriamiento mediante un dispositivo usado en la muñeca.
Próximos pasos
Primero hay preguntas más inmediatas que responder. Rogers comentó que su equipo observará si hay "consecuencias biológicas" de un enfriamiento prolongado de los nervios periféricos.
Un experto en medicina del dolor que no participó en el estudio afirmó que el trabajo es "fascinante".
A diferencia de la brotación que ocurre cuando un nervio se calienta, el enfriamiento permite a los nervios permanecer intactos, señaló el Dr. David Dickerson, presidente del Comité de Medicina del Dolor de la Sociedad Americana de Anestesiólogos (American Society of Anesthesiologists).
Se mostró que es necesario evaluar los efectos del enfriamiento a largo plazo.
"Debemos asegurarnos de que no se introduzcan cambios patológicos, de que no haya una nueva disfunción nerviosa", enfatizó Dickerson.
Si la tecnología da resultado en los humanos, dijo que podría imaginarse que la tecnología se use para las cirugías que tienden a provocar un dolor posterior más intenso o duradero.
Rogers y sus colegas ya han reportado sobre un marcapasos disoluble que están desarrollando, para los casos en que los pacientes necesiten un marcapasos de manera temporal, por ejemplo tras un procedimiento cardiaco. La tecnología (un parche delgado y blando que se adhiere a la superficie del corazón) es del todo inalámbrica.
Más información
La Sociedad Americana de Anestesiólogos ofrece más información sobre la gestión del dolor.
*Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
*Fuente: HealthDay News
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