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La insulina no es lo único que regula el azúcar en la sangre

Hace unos 100 años que los científicos saben que la insulina es el mecanismo principal del cuerpo para controlar los niveles de azúcar en la sangre, pero ahora los investigadores han descubierto que una segunda hormona cumple la misma función de una forma un poco distinta... y señalaron que podría ser un nuevo objetivo para el tratamiento de la diabetes.


La hormona, llamada FGF1, es producida por el tejido graso del cuerpo. Al igual que la insulina, reduce con rapidez los niveles de azúcar en la sangre, pero los investigadores encontraron, en ratones, que funciona de forma independiente de la insulina, y mediante un mecanismo distinto.


La diabetes tipo 2 aparece cuando el cuerpo se hace resistente a la insulina, lo que conduce a unos niveles de glucosa (azúcar) en la sangre crónicamente altos. Con el tiempo, esto puede afectar a las arterias y nervios del cuerpo, y llevar a complicaciones como enfermedad cardiaca y renal, accidente cerebrovascular, problemas de la vista y daños permanentes en los nervios.


En el nuevo estudio, los científicos encontraron que la FGF1 suprime la metabolización del tejido graso, lo que reduce la capacidad del hígado de producir glucosa. La insulina también hace esto, pero la FGF1 lo logra mediante una “vía de señalización” distinta en el cuerpo.


Y, en los ratones de laboratorio con resistencia a la insulina, las inyecciones de FGF1 reducen el azúcar en la sangre de forma sustancial.


“Este mecanismo es en esencia un segundo bucle, con todas las ventajas de una vía paralela”, comentó el autor del estudio Gencer Sancar, investigador postdoctoral del Instituto Salk en La Jolla, California.


“En la resistencia a la insulina, la señalización de la insulina está alterada”, comentó Sancar en un comunicado de prensa del instituto. “Pero con una cascada de señalización distinta, si una no funciona, la otra puede funcionar. De esta forma, todavía se tiene el control de [la metabolización de la grasa] y la regulación de la glucosa en la sangre”.


Pero todavía está por verse si los hallazgos en animales al final son equivalentes en las personas con diabetes tipo 2.


Estudio genera otras dudas


Una pregunta es si las personas que son resistentes a la insulina también serían resistentes a la FGF1, anotó la Dra. Emily Gallagher, una endocrinóloga que no participó en el estudio.


Dijo que también es posible que dirigirse a la FGF1 pudiera ser efectivo en ciertas personas con diabetes tipo 2, pero no en otras.


“La diabetes tipo 2 es una afección compleja en que distintos individuos tienen distintos perfiles metabólicos”, explicó Gallagher, profesora asistente de la División de Endocrinología, Diabetes y Enfermedades de los Huesos de la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.


Los científicos conocían parte del funcionamiento de la FGF1. En estudios anteriores, los investigadores del Salk encontraron que reducía el azúcar en la sangre de ratones de laboratorio, y que cuando se administraba de forma continua, reducía la resistencia a la insulina en los animales.


El nuevo estudio, que se publicó en la edición del 4 de enero de la revista Cell Metabolism, exploró cómo exactamente funciona la hormona.


Los investigadores encontraron que, de forma similar a la insulina, la FGF1 suprime la metabolización de la grasa, lo que a su vez ayuda a controlar el azúcar en la sangre. Pero su forma de funcionar es distinta. La insulina funciona a través de una enzima llamada PDE3B, que provoca una cadena de eventos llamada vía de señalización.


La FGF1 utiliza una enzima distinta, conocida como PDE4.


“Ahora que tenemos una nueva vía, podemos averiguar su rol en la homeostasis de la energía del cuerpo y cómo manipularla”, planteó el autor sénior del estudio, Michael Downes, científico de planta del Salk.


Gallagher aseguró que es “muy interesante” que la FGF1 pueda tener efectos parecidos a la insulina en el tejido graso. Pero queda mucho por averiguar.


Afirmó que se necesita más investigación de laboratorio para comprender los efectos a largo plazo de la FGF1 en la señalización de la insulina y la resistencia a la insulina.


“Y, en las personas, sería importante comprender más sobre los efectos sistémicos de administrar la FGF1, dado que la FGF1 afecta a muchos sistemas de órganos, entre ellos al sistema inflamatorio, y también puede alterar al crecimiento tumoral”, dijo.


“Todavía está por determinarse” si manipular la hormona, o las proteínas a las que regula, sería adecuado en las personas con diabetes tipo 2, añadió Gallagher.


Más información


El Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de EE. UU. ofrece más información sobre la diabetes tipo 2.

 

*Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

*Fuente: HealthDay News

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